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martes, 18 de octubre de 2011

miércoles, 12 de octubre de 2011

EXPOSICION JEAN NOUVEL Y JOSE MANUEL BALLESTER. (DIBUJOS)

Dibujos de las diferentes exposiciones. Esquema de silla, e imagen de fotografía.
Esquema para trabajo de la historia Historia Proyectos III 2.0 Esquema

domingo, 2 de octubre de 2011

HISTORIA PA3__ PABLO__

Tras mucho tiempo esperando, por fin llegó el último mueble, el último objeto decorativo a colocar en la nueva casa; para Pablo éste era un hecho muy importante en su vida, se mudaba de casa, de ciudad, de colegio… y de nuevo, tendría que conocer y adaptarse a esta nueva vida. Le invadía un extraño sentimiento de miedo que nunca antes había tenido, pero la curiosidad y las ganas de esta nueva aventura (como él lo llamaba) podían con todo.
Tras la mudanza, acabó el verano y dieron comienzo las clases. Todo iba sobre ruedas, Pablo había conocido a más niños y al poquito tiempo reconocía a todos sus compañeros de clase a la perfección; sin embargo aún era pronto para que éstos supieran todo sobre Pablo. Un día mientras los niños jugaban, Pablo se sentó en el bordillo; su discapacidad visual, le impedía jugar a algunos juegos que los otros niños dominaban a la perfección; inmediatamente se le acercó una compañera de clase:
-¿Juegas?-preguntó.
-No, es que a eso yo no puedo jugar, soy ciego y me resultan complicadas algunas cosas- Respondió Pablo, con su habitual naturalidad.
 La niña, preocupada, le dijo: -¿y no te aburres aquí sentado?,
- no, yo veo como jugáis y yo, de otro modo, también juego- .
La niña por unos instantes dudó un poco y respondió: -pero… si no ves, no puedes ver como jugamos…-
Pablo, que entendía perfectamente esa reacción de su compañera, le intentó explicar cómo lo hacía: - yo estoy aquí, os escucho e imagino lo que hacéis, por vuestra conversación, vuestros pasos, vuestro tono de voz… puedo imaginar a lo que estáis jugando y cómo lo estáis haciendo. De esa manera yo “juego a imaginar”, la mayoría de las veces acierto, otras no, pero a mí me gusta…- .
 Pablo escuchaba risas, gritos, carreras… y en cierto modo él también participaba del juego, lo que le hacía sentirse feliz, alegre y lleno de energía.
Tras el juego, la niña se volvió a acercar a Pablo, ahora con otro compañero, y le invadieron a preguntas llenas de curiosidad por conocer cómo y por qué. Finalmente congeniaron muy bien y quedaron en verse más tarde y estudiar juntos, así aprenderían la forma que tenía Pablo de hacer lo mismo que ellos.

Tras unas horas, llegó la tarde y los amigos de Pablo llegaron y rápidamente se dispusieron a hacer los deberes; la zona de estudio de Pablo les llamó enormemente la atención; la sala era de un color naranja exagerado ( el color naranja es el único que distinguen los deficientes visuales que aun tienen un poco de resto visual); los muebles se recogían y plegaban  para dejar mayor espacio libre, y todo estaba perfectamente ordenado, en ese lugar se respiraba orden y tranquilidad.
Sin más tardanza, se dedicaron cada uno a sus tareas. Cuando las acabaron, los amigos se marcharon y Pablo siguió con su rutina diaria. Su abuela, todos los días le daba un poco de dinero suelto para lo que él quisiera, y Pablo con muchísima ilusión ahorraba cada euro, para en un futuro, y con  dinero suficiente, poder tener una casa perfectamente adaptada a sus necesidades, que no le faltase nada. El dinero lo acumulaba en una caja secreta de una sala escondida, a la que solo podía acceder a ciertas horas del día, en las que los muebles que se encargaban de ocultarla se movían, y permitían el acceso a la misma; esperó a que llegara ese momento y se dirigió dispuesto a ahorrar el dinero de ese día.
Sin embargo, cuando se disponía a hacerlo, pensó que hoy había sido un día muy feliz para él, había hecho buenos amigos, y le apetecía hacer algo diferente, el dinero de hoy lo destinaría a comprarles unos pequeños regalos a sus nuevos amigos. Pablo, contento consigo mismo, cogió su bastón y se encaminó a una tienda cercana, una vez allí, gastó la mitad del dinero que le había dado su abuela y les compró unos bolígrafos, uno para cada uno.
Cuando salió de la tienda, la felicidad que Pablo tenía, se acabó; empezó a escuchar unas voces muy fuertes, gritos, insultos, pitidos… dos conductores que se encontraban cerca comenzaron a discutir fuertemente, y esto a Pablo no le venía bien; de pronto, “su mundo”, su “propio escenario” feliz que había creado durante el día, se volvió oscuro, lleno de miedo y nerviosismo.
Pablo no podía escuchar una discusión, se ponía muy nervioso, no sabía dónde estaba ni qué hacer. Cuando alguna vez, le pasaba esto, tenía que sentarse, esperar un rato, e ir inmediatamente a ver a su psicólogo que le ayudaría y aconsejaría (cuidarse). Y así lo hizo, tras esperar un rato y tranquilizarse, la discusión acabó y Pablo fue a ver al psicologo. Éste estuvo un rato hablando con él, tranquilizándole, y le mandó pasar un rato, en lo que él llamaba, la sala del bienestar. Tras las charlas, Pablo siempre pasaba un rato en la “sala del bienestar”, una sala cambiante para Pablo, sala oscura en un principio, llena de impedimentos, pero que poco a poco, se iba volviendo clara, y con mucha luz, una sala finalmente tranquila y llena de cosas bonitas. Pablo no sabía si en realidad ese espacio, era así; pero sí sabía, que él podía elegir como quería que fuera, y le gustaba así, tal como él lo imaginaba, como lo que le hacía sentir, a gusto y relajado, en un lugar lleno de luz, tranquilo y seguro.